Poema 23, Invitación al Polvo
por Manuel Ramos Otero
Éramos flores desterradas desde un Caribe anchoy luminoso a un apartamento nocturno y estrecho.Éramos un recuerdo distinto y similar de vocesamorosas que quedaron atrás encerradas en elmar, jugando al escondite por bosques milenarios yvolcanes dormidos. Éramos todo eso y mucho más:el eco de un espíritu sincero que cambió brisapor humo, fuego de sol por ceniza, gente de carney hueso por máscaras anónimas, hombres de laciudad que en el amor volvieron a sus islas infinitas.Cubanacán boricua y Borikén cubano, finalmenteabrazados, con las alas cortadas falsificandovuelos, como cambiando pétalos por plumas.Éramos boleristas de la misma loseta: veredatropical y niebla de riachuelo, un desvelo de amorbajo Venus, olas y arenas de una nave sin rumbo,besos de fuego para una canción desesperada,yo era una flor y tú mi propio yo. Con lágrimasde sangre quise escribir la historia que ahora escribocon sangre, con tinta sangre, del corazón. Éramoscompañeros del desorden profundo, pasión devellonera hombres por fuera y por dentro, nosolamente cuerpos sino historia. Éramos la victoriade amarnos sin prejuicios, sin posesión ni celos,sabiendo que lo eterno dura un segundo. Éramos losremeros de la misma galera en busca de esa isla queal final los libera. Éramos mucho menosde lo que ahora somos.
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